lunes, 1 de junio de 2015

LA FAMA

I'm a failure as a woman. My men expect so much of me, because of the image they've made of me — and that I've made of myself — as a sex symbol. They expect bells to ring and whistles to whistle, but my anatomy is the same as any other woman's and I can't live up to it. –Marilyn Monroe.
Hoy primero de Junio, sería el cumpleaños de mi querida Marilyn Monroe. Digo querida porque como muchos otros millones de personas crecí con la sensación de conocerla. Pero, a pesar de ser una de esas personas que si la tomamos en serio, me pregunto ¿cuál será el porcentaje de ella, que realmente logramos conocer? Una cosa llevo a la otra y me sentí en la necesidad, (por no decir con la responsabilidad) de hablar de este monstruo seductor que llamamos “fama”
La descripción de la palabra en el diccionario dice así:
“La fama es el fenómeno por el cual una persona pasa de tener una vida privada a tener una vida pública, ya sea por sobresalir en aspectos de la vida, por un evento especial o por ser parte de una familia reconocida o famosa.” Hoy en día es más fácil que nunca “ser famoso”
No hace falta ser un genio. Ni lograr grandes proezas. Prácticamente cualquiera puede ponerse a decir lo que sea en alguna red social y tener la tan anhelada atención que la fama otorga.
De ahí mi primer cuestionamiento. ¿Por qué el ser humano es tan adicto a la aprobación y el reconocimiento de los demás? Desde hace miles de años incluso las civilizaciones más antiguas, solían contar a los niños las grandes hazañas de sus antepasados, para que no quedaran en el olvido.
Supongo que como siempre el ego tiene mucha culpa, pero aun así, se encuentra algo aún más profundo arraigado al alma de las personas: La necesidad de trascendencia, el insaciable deseo de ser eterno. De permanecer a toda costa, de dejar huella. El deseo de fama nace entonces, creo yo, ante la imagen utópica de una plenitud inmortal. La vida representada en ese ser -objeto parece tan fascinante que se vuelve más deseable que la vida real.
Incluso la idea de verse a uno mismo objetizado, desde fuera puede parecer llamativa, viniendo claro de un primitivo deseo de autointerpretarse a través de las opiniones de los demás, fabricar un yo más perfecto, más interesante.
Desde luego no todos los logros son iguales. No podemos comparar la fama de un gran artista o altruista con la de una celebridad de twitter pero si me atrevo a afirmar que los diferentes niveles de fama a escala, generan siempre el mismo resultado. Otra tendencia que sale a la luz pensando en esto, es que estamos muy acostumbrados a dejar que alguien más nos diga lo que tenemos que querer, y dejamos que todos menos nosotros mismos nos digan que necesitamos.
La mercadotecnia por ejemplo usa técnicas infalibles en ese sentido para decirnos exactamente qué es lo que “debemos desear.” Tanto así, que el proceso sucede de manera inconsciente y ya ni siquiera nos damos cuenta de que está pasando.
Como siempre lo que para los hombres de negocios resulta motivante e inspirador, para el humanista se convierte en una historia de terror.
El resultado de todo esto son millones de personas que casi en su totalidad, crecen creyendo que quieren algo y que alcanzarlo les dará la felicidad, pero la triste verdad es que en la mayoría de los casos no es así.
En el mejor escenario tendrán varios momentos de euforia proporcionados por un ego inflamado y una sensación pasajera de plenitud, pero en realidad por muchos de esos momentos que se puedan coleccionar en la vida incluso si se llegan a convertir en toda una etapa, no llevaran a los individuos a la felicidad ni a ninguna provincia cercana a ella.
De ahí la respuesta a la conocida pregunta de ¿por qué “la gente famosa” se queja tanto? Para muchos es difícil comprender ¿por qué si alguien tiene todo lo que “cualquiera quisiera tener” es infeliz e incluso miserable? Nos parece casi un pecado que alguien no ande por ahí siendo una entidad parlante que solo emana arcoíris y bendiciones si tienes millones de dólares en el banco y una casa en Beverly Hills. Y comenzamos a emitir juicios a diestra y siniestra porque nosotros los conocemos, sabemos todo de ellos, los nombres de sus hijos y hasta de sus perros. Pero esa es otra mentira.
Las celebridades en algún momento podrían parecer niñitos malcriados pero es evidente que existe un denominador común cuando hablamos de grandes estrellas.
No es casualidad que entre la gente muy famosa exista con frecuencia el abuso de sustancias e incluso el suicidio (aunque sea accidental) Un gran porcentaje de las figuras más expuestas al público mundial, terminan sus vidas de manera patética, solas, demasiado gordas o demasiado flacas en algún cuarto de hotel.
Algunos se atreven a expresar lo que sienten en verdad en ocasiones pero es obvio que a veces nos gusta seguir creyendo en el cuento de hadas y lo dejamos pasar.
Leí algunas frases de gente que sabe de verdad lo que es la fama y lo que implica y si pensamos en realidad lo que estas palabras tienen detrás es un sentimiento de desesperación y angustia propios de quien vive perseguido o en la cárcel.
Joey Berlin (Toxic fame: Celebrities speak on stardom) compiló cientos de entrevistas sobre las realidades de la fama, y el consenso es notable: No puedes tener vida privada.
"Es lo que más me pesa" (Clint Eastwood). "Es indescriptible. No puedo imaginarme gente que lo disfrute" (Uma Thurman). Me han pedido autógrafos sentada en un excusado (Carol Burnett, Tisha Campbell); orinando en un mingitorio (Paul Newman, Jason Priestley). "No puedo dejar el bote de la basura frente a mi casa, porque vienen a esculcarla" (Madonna). Te aíslan, aunque no quieras; no sólo porque te obligan a defenderte, sino porque hasta los conocidos ya no te tratan como persona, sino como estrella. "Esto me hace sufrir muchísimo" (Sofía Loren). Ven en ti lo que no eres, y ya no sabes quién eres (Jack McDowell, Edward Furlong, Tim Allen, Winona Ryder). Nunca fui una cara bonita ni un cuerpazo, ¿de dónde sacan que soy sexy? (Robert Redford, Sofía Loren, Laura Dern, Pierce Brosnan, Sarah Jessica Parker). Que te elijan "El hombre más sexy del mundo" es una ridiculez (Sean Connery, Bruce Willys, Mel Gibson, Mark Harmon, Nick Nolte, Paul Newman). No es sensual, sino terrorífico, que cuatro mil mujeres te correteen para quitarte la ropa (Marlon Wayans). "Un símbolo sexual se vuelve una cosa, y yo detesto ser una cosa" (Marilyn Monroe). Los periodistas me espantan (Emma Thompson, Sally Field, Rob Lowe). Me siguen hasta la casa, acosándome y manejando peligrosamente, como si fueran asaltantes (Lauren Holly). Cuando estaba filmando Sólo se vive dos veces, hubo un lugar donde no podía ir al baño porque metían las cámaras por debajo de la puerta (Sean Connery). "Es una pesadilla. No tienen escrúpulos" (Melanie Griffith). A todo le buscan el lado negativo (Brad Pitt). La decencia no les parece fotogénica (Kirk Douglas). Nunca escriben sobre cómo están hechas las canciones que me enorgullecen, "sólo les interesa con quién ando, cuánto bebo y cuánto gano" (Rod Stewart). Les hablas con sinceridad y te va peor (Julia Roberts, Sandra Bullock). Las mentiras que publican se vuelven realidad para la gente (Demi Moore). Todos tus actos se vuelven actos públicos. No puedes andar en la calle, ir a restaurantes o museos. "Aprendí a disfrutar la comida a domicilio" (Luke Perry). "Ojalá que pudiera no salir jamás" (Sandra Bullock). Te desconectan de la realidad. Mi trabajo se inspiraba en la vida normal, que ya no puedo vivir (Quentin Tarantino, Ellen DeGeneres, Will Smith, Robin Williams). Era bonito cuando Los Beatles tocábamos sin ser famosos. Después se volvió otra cosa. "La gente sueña con ser famosa y rica, pero, ya que lo es, siente: No, no era esto lo que buscaba." (George Harrison). "Si hubiera sabido, habría escogido otra cosa" (Richard Dreyfuss). Yo me lo busqué, pero una vida anónima es ideal para vivir (Jack Nicholson)
En otras palabras Cuando el famoso se da cuenta de que la plenitud por la que tanto ha trabajado es decepcionante, ya es demasiado tarde: la fama lo ha convertido en un objeto, negando su libertad
Aun así la gente sigue queriendo ser famosa, a pesar de cada advertencia.
En de mi experiencia personal he aprendido algunas cosas sobre la fama. Aprendí que en realidad no vale lo que cuesta, aprendí que jamás de los jamases debes conocer a tus ídolos en persona, que la gente es cruel inconsciente implacable, mal educada y exigente hacia las cosas y la fama te convierte justamente en eso. Que no importa cuanta información reciba al día siempre me tomare un segundo para preguntarle a mi yo verdadero, a esa parte donde está mi más pura esencia si lo que estoy persiguiendo es en realidad lo que desea mi alma.
PORQUE YO NO TENGO QUE QUERER NADA MAS QUE LO QUE YO QUIERA.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Ahora tuve tiempo para leer todo. Es un asunto muy complicado la verdad. Tengo el lado fan muy presente en mi vida pero a lo mismo intentando no ser taaaan abusiva porque sé que mis ídolos son además de todo personas normales y merecen tener su espacio. Agradezco a personas como tu que aprendí a admirar cómo persona (por lo menos la parte que conocí) por enfrentar la parte mala de la fama y seguir siendo tu misma, enseñándome a luchar por lo que quiero y jamás dejar de ser weird to be boring, to be normal

    ResponderEliminar